Hay mucha confusión de dos términos muy parecidos en el léxico, pero muy diferentes en la sintomatología: artrosis y artritis. Vamos a resumir sus puntos comunes y sus grandes diferencias para poder conocerlas correctamente.
Ambas patologías producen dolor y van lesionando de forma progresiva a nuestras articulaciones limitando la amplitud del movimiento. Hay muchas variables en cuanto a la gravedad y la evolución, tantas como personas.
La artrosis es una enfermedad degenerativa crónica que cursa con un desgaste anticipado en las articulaciones. En su fase inicial los síntomas suelen ser leves, causándonos dolor al movimiento y un aumento de tensión en la musculatura de alrededor. En sus fases más avanzadas la articulación puede deformarse dando lugar a pérdida de movilidad y rigidez. Como es normal, habitualmente afecta a las articulaciones más móviles del cuerpo o las que más usamos principalmente. Por enumerarlas las que más estadística tienen son: articulaciones del dedo gordo, articulaciones cervicales y la articulación acromioclavicular de la cintura escapular. Otro factor importante es la edad, Cuanto más años tenemos, más probabilidad tendremos de tener artrosis.
La artritis es una enfermedad inflamatoria autoinmune y es muy compleja. Comienza con pequeños brotes de inflamación en articulaciones sin una explicación mecánica aparente. El cuerpo “ataca” a nuestra propia articulación enviando una cascada de factores de inflamación. Estos, se adhieren a nuestra cápsula articular provocando inflamación, calor y dolor al movimiento. Para entender cómo progresa hay que explicar que la cápsula articular es la máxima responsable de nutrir todos los tejidos internos de la articulación, por lo tanto, si deja de producir el líquido sinovial que nutre las estructuras, estas empezaran a degenerar. La falta de nutrición y lubricante articular, sumado a la inflamación, provoca la destrucción progresiva de nuestras estructuras articulares. La evolución de esta patología suele darse a brotes con temporadas de mucho dolor y rigidez y otras temporadas con sintomatología más leve.
Es una patología que con su evolución se empieza a hacer evidente de forma visual al ver el engrosamiento y deformidad de las articulaciones. Las articulaciones más afectadas y la progresión, van a determinar por decirlo de alguna manera, el apellido de la patología. La artritis, suele afectar más a dedos de la mano y pies, otras como la espondiloartritis ( de la misma familia) empieza por la zona lumbar y sacra.
Tanto para la artrosis y la artritis es imprescindible hacer ejercicio pero hay que ser capaces de adaptarlo a las características y fase de la enfermedad. Para reducir el dolor de la artrosis es muy útil el calor seco y la terapia manual de la musculatura relacionada con la articulación. Para la artritis empleamos movilizaciones y bombeos que disminuyen la inflamación y compresión. En cualquiera de los dos casos, la unión de nutrición, ejercicio y fisioterapia te ayudarán a mejorar tu calidad de movimiento y disminuir los síntomas; consiguiendo herramientas que te permiten controlar el proceso.
En la Clínica tenemos una larga experiencia con este tipo de patologías por el trabajo que desarrollamos en la asociación de patologías reumáticas ARPER. Es muy interesante el trabajo que la fisioterapia puede aportar para mejorar los síntomas y la evolución.